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OHANA

Acto I  

El encuentro.  

Se acercaba la hora de Lorca, las cinco de la tarde. Que un siete de julio, en Andalucía, un sol al más puro estilo de Elvis, derrame generoso todo su “ardiente amor” sobre la explanada del  aparcamiento de la iglesia de la Asunción, no tiene nada de especial. La cosa cambia cuando en  dicha explanada, bajo semejante Lorenzo, una familia ya de por sí numerosa, espera, a caballo  entre el miedo, el escepticismo y la ilusión, a un nuevo miembro putativo que va a aumentar sus  filas por unos días… Miedo por no estar a la altura, por ser la primera vez, por no congeniar. El  miedo es maestro en mil excusas para poder atenazarte el corazón. Escepticismo por esa “magia”  en los emparejamientos que, supuestamente, provoca que las familias e “hijos de acogida”  conecten de forma extraordinaria. Pero sobre todo ilusión, ilusión por estar a la altura, por las  primeras veces, por ampliar la familia, por ese emparejamiento mágico…  

Como no podía ser de otra forma, la magia llegó, y llegó a través de un parasol plegable… Si  Hagrid hizo aparecer un rabo de cerdito en el culete de Dudley ¿a quién le extraña que un parasol  plegable hiciera aparecer una gran sonrisa en el rostro de nuestra nueva hija? Sí, hija, a secas. A la  vez que el parasol iba dibujando la sonrisa, se borraban adjetivos y etiquetas innecesarias.  Mientras Jordan se explayaba en su discurso de bienvenida, dejándose llevar por el entusiasmo del  momento, la ocurrencia espontánea a la par de cómica y absurda de cubrir a la recién llegada con  el parasol del coche para protegerla del sol, sentó las bases de lo que sería una de las experiencias  más hermosas que nuestra familia ha vivido nunca.  

Acto II  

Ada y Pumuckl.  

La indiferencia gatuna de Pumuckl apenas equilibraba el entusiasmo desmesurado de Ada,  cuyos ladridos le daban la bienvenida al nuevo miembro de la familia con el cariño incondicional  que solo los perros son capaces de demostrar. Es realmente muy difícil de explicar pero, en pocas  horas, lo extraordinario se volvió ordinario en el más hermoso de los sentidos, la sutil  metamorfosis originó una mariposa que al batir sus alas dio sentido a la teoría del caos,  provocando terremotos de emociones en “el nuevo mundo”… Sin periodo de adaptación, sin  explicaciones, ni planos, solo una perra en el regazo, un gato jugando con los dedos de los pies a  través del calcetín y hermanos compartiendo sofá…  

Acto III  

Ludum noctis.  

Si el castellano era bueno o el inglés suficiente, daba igual, llegado el momento más  divertido del día, una simple mirada bastaba para compartir carcajadas, victorias, derrotas, 

desafíos, sorpresas y… helado. Bastaba para correr tras el huevo de un Dodo, huir de la colisión de  rocas magnéticas, dibujar con extraños objetos, resolver mil y una preguntas imposibles, cazar  dragones y saquear mazmorras… La última noche, cuando todas las familias nos reunimos en el  acto de despedida, tras discursos, lágrimas, carcajadas y mucha Fanta de limón, nuestra hija solo  pidió una cosa, “vámonos a casa a jugar juegos de mesa en familia”… los juegos de mesa fueron  nuestro lenguaje universal.  

Acto IV  

Hasta pronto…  

Dicen que el tiempo es relativo, no hay verdad más verdadera… Doce días pueden pasar en  un instante, en un latido de corazón. Un corazón que la pena detiene apenas unos segundos,  segundos que parecen horas de agonía. Viernes, 19 de julio, misma explanada, mismo sol, aunque  apaciguado su amor por las tempranas horas de la mañana, pero no la misma familia numerosa…  Algunas cosas han cambiado, al fin y al cabo, durante doce días hemos reescrito nuestra historia  añadiendo capítulos que nunca habríamos imaginado antes de vivir esta experiencia. Nos queda lo  aprendido, el recuerdo, nuevas amistades (“beneficios colaterales”), pero sobre todo, lo más  importante, páginas en blanco, innumerables páginas en blanco que poder escribir juntos de aquí  en adelante…  

Epílogo.  

Un viaje de inmersión lingüística para mejorar el castellano… bueno, quizá sea eso al  principio, pero sinceramente, desde nuestro punto de vista, todo trasciende y va más allá. Es una  “inmersión de vidas” que mejoran a las personas implicadas, que crean lecciones de valor  incalculable, que generan recuerdos inolvidables y “moldean” nuevas familias maravillosas.

Miguel, Padre de Acogida 2024 

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In a coastal town near Barcelona, it was pouring down rain. The trail that led to Pep’s farm–the site of our morning activity–became a muddy stream. The LITA students made the most of the treacherous, frigid walk. They took off...